Por: Marcela Rojas – @MarcelaRojasCoach
En la actualidad estamos expuestos a muchos estímulos que hacen parte de un esquema social donde se busca la felicidad en experiencias efímeras. El modelo tradicional de empleo donde una persona permanecía en un cargo por varios años haciendo lo mismo, parece ser una tortura para una generación que le encanta aprender nuevas cosas y que cada vez le da más prioridad a su calidad de vida.
De acuerdo a una encuesta de Deloitte Global casi 15.000 jóvenes de la Generación Z, nacidos en los años 1995-2003 y Millennials entre 1980 y 1994, priorizan un balance entre trabajo y vida personal al momento de elegir un empleo.
Por eso está siendo cada vez más retador para las empresas mantener una baja rotación. Ya que los jóvenes de esta generación, a diferencia de las anteriores, no se quedan mucho tiempo en trabajos que no los satisfacen.
Esto está llevando a las compañías a generar estrategias de marca empleadora, fidelización y bienestar corporativo, con el objetivo de convertirse en lugares interesantes para las nuevas generaciones de trabajadores.
Las empresas de alto desempeño que quieran conservar y reclutar a los mejores talentos, deben apuntar a estrategias que propicien un balance entre calidad de vida y retos profesionales:
Bienestar laboral
Calidad de vida
Convertir en divertido lo aburrido
Los empleos operativos o con un bajo nivel de responsabilidad son los que más se ven impactados con esta nueva forma de pensar, ya que esta generación está en búsqueda de estímulos constantes que en un trabajo como estos se pueden perder. El punto crítico de esta situación coyuntural es que se está creando una brecha de empleabilidad, donde los jóvenes se quejan por falta de oportunidades, pero cuando por fin las consiguen, empieza la intensidad de la rotación que deja un desgaste de dinero y tiempo en entrenamiento para las empresas contratantes, y una constante frustración en los jóvenes.
Hay que crear un equilibrio donde las empresas ofrezcan condiciones favorables a esta nueva generación de exploradores, pero también revisarse internamente para que esas ganas interminables de experimentar nuevas cosas no traigan inestabilidad e insatisfacción laboral.
La idea no es dejar de buscar la felicidad en el trabajo, sino encontrar herramientas sanas para poderla disfrutar y reconocer cuando se tenga, pues muchas veces estas ganas de cambio constante obedecen a la necesidad de cumplir expectativas erróneas.
Es por esto que les quiero compartir 3 herramientas que les pueden ayudar a “conquistar” la felicidad laboral. Un gran logro si tenemos en cuenta que pasamos una parte importante de nuestras vidas trabajando.
Para mí lo primero es empezar con buenas bases en el mundo laboral, preguntándose antes de escoger una profesión o un oficio qué es lo que realmente les motiva.
¿Dinero? ¿Encajar socialmente? ¿Hacer feliz a alguien? Si la motivación viene de alguno de estos tres factores sin tener un valor superior como eje fundamental, como el servicio y un gusto genuino por lo que vas a hacer, empieza la sensación de vacío que se alimenta cada día con la información sin contexto que se consume en redes sociales, de personas que hacen cosas aparentemente fáciles y les va muy bien.
Empiezan las comparaciones y como no se tiene eso que otros tienen, vienen los cambios de trabajo que buscan esa anhelada felicidad, todo esto sin haber realizado una revisión interna que permita entender que posiblemente el problema no radica en los trabajos, sino en que los valores que les motivan no tienen un fin superior.
Por ejemplo, un mesero se siente monótono y aburrido, si la única motivación es solo el dinero. En esa vibración la persona no ve que hay una inmensa oportunidad de sentirse pleno conociendo nuevas personas cada día, alegrándole el día a alguien con un saludo sonriente, aprendiendo de gastronomía, probando los platos de la carta y compartiendo sus nuevos conocimientos con los comensales (aunque suene muy optimista todo).
Los meseros buenos son una joya, esos que se ganan la propina más generosa por sus acciones, los que saludan con una sonrisa y toman atenta nota para traer bien la orden. Aquellos que aportan valor con la calidad de su trabajo y vibran con la energía del servicio, lo hacen porque tienen una motivación superior al dinero para realizar su trabajo, pues no se trata solo de llenar sus bolsillos de propinas, sino de valorar y convertir en sueldo emocional las sonrisas y los gestos de agradecimiento de sus clientes (eso, acompañado de un pago y trato justo, digno y legal, por supuesto).
Metas duras a corto plazo
Muchas veces las personas terminan haciendo algo que no les gusta mucho, ya sea porque no consiguen empleo en lo que quisieran, o porque el contexto así lo dictamina, y es ahí donde una herramienta importante es usar la gratitud como valor fundamental de automotivación para desempeñar el trabajo con gusto, por más difícil o conformista que parezca.
Si se tiene un trabajo temporal para pagar la educación, hay que pensar que gracias a este se obtienen los medios para estudiar y conseguir algo mejor en un futuro. Les aseguro que viéndolo con esos ojos, el trabajo ya no será más una cárcel, sino un medio para cumplir los sueños, porque efectivamente la idea no será quedarse ahí un largo tiempo.
Si el trabajo sirve para suplir gastos y ayudar a la familia, hay que pensar que a través de este se puede tener una vida digna, darse gustos y hasta ayudar a los seres queridos. Si se ve de esta forma habrá una motivación superior, que permitirá dar lo mejor de sí en el trabajo (ojo, no se trata de conformarse o resignarse para siempre, se trata de fijarse metas temporales para salir adelante).
Será una oportunidad para estrechar lazos con compañeros de trabajo, conocer acerca de la historia de la empresa, generar ideas de mejora, y hacer más de lo que se espera de nosotros, en lugar de pasar el tiempo pensando en que el trabajo es aburrido.
¡No eres tú, soy yo!
Si la rotación es constante, tal vez la responsabilidad no sea de los jefes, los compañeros, la carga laboral, la falta de retos o una remuneración inconsistente con los conocimientos , sino de aquel que cambia .
Realicen esta autoevaluación:
Tal vez el cambio debe venir de ustedes primero. Para triunfar en el mundo laboral y sentirse pleno en el trabajo, es necesario entender que nos vamos encontrar con muchas formas de pensar y de hacer las cosas, por lo que se hace necesario aprender a ser estratégicos en el trato con las personas para tener relaciones interpersonales, basadas en el respeto y la colaboración. Por eso es importante partir de esta premisa, “si quieres que el mundo cambie, empieza por ti”, acepta la diferencia.
Si viven con la sensación de que el mundo es un lugar injusto, sienten que las personas les ofenden todo el tiempo y prefieren no interactuar con otros para no sufrir, busquen herramientas como el coaching, libros y conferencias inspiradoras que les lleven la autoconfianza, así nunca más se tomarán personal ni el más duro de los agravios, porque habrán fortalecido su autoestima profesional.
Si se mueven constantemente porque no se dan reconocimiento o una remuneración adecuada pregúntense: ¿Qué estoy haciendo para lograrlo?, recuerden que hay que trabajar en hacer un Networking de calidad, mantenerse actualizado y dar lo mejor de sí. Tal vez pueda estar tambaleando alguno de esos factores, sobre todo si esto se ha convertido en el patrón repetitivo que ha motivado sus renuncias.
Para finalizar les recuerdo que la felicidad es una decisión (la mayoría de las veces), hagan que no dependa de lo externo, y que sólo dependa de ustedes y de la calidad de sus pensamientos, porque es ahí donde realmente tienen el poder de cambiarlo todo.
¿Cuál es su posición frente al trabajo? ¿Son felices en los suyos? ¡Les leemos!