Por: María Espinoza (Psicóloga con enfoque Clínico de género y diversidad, experta en TCA)
La mayoría de personas en algún momento de la vida nos hemos enfrentado a la idea de ir a terapia, de buscar ayuda psicológica y preocuparnos por nuestra salud mental. Justo después llega el primer sentir alrededor de esa idea, EL MIEDO. Entonces ¿por qué satanizamos la terapia? Podría existir una respuesta a esto: desconocimiento.
Según el último estudio encontrado en la Estadística de Salud mental en Colombia- pandemia 2021 realizado por ASCOFAPSI (Asociación Colombiana de Facultades de Psicología): “Frente a la actividad de haber buscado ayuda de un profesional (psicólogo o terapeuta) en el mes de junio de 2021 se encontró que el 0,9% de los encuestados reportó haberlo hecho, de los cuales el 1,0% son mujeres y 0,7% son hombres […]”. Se evidencia que el porcentaje de búsqueda de ayuda profesional es significativamente bajo, reconociendo a las mujeres como la población que más busca este tipo de ayuda, lo cual se refuerza con la información también encontrada en la estadística: “Con respecto al suicidio y de acuerdo con las Estadísticas Vitales son los hombres quienes más cometen este tipo de actos, por ejemplo, en el primer trimestre de 2021 presentaron tasas de suicidio 2,3 mientras que las tasas de las mujeres fueron 0,5 de suicidio”. Esta información nos abre una puerta bastante importante: la terapia aún es tabú, un tabú que cobra vidas y bajo el cual las personas aún sienten distintos miedos.
Mitos y Miedos frente a la terapia.
– “Tengo miedo de que mi privacidad quede expuesta.” – “¿Y si me juzga?”
– “Me van a diagnosticar.” – “Es hablar con un extraño.”
– “¿Y si dura de por vida?”- “Solo las personas con trastornos mentales deben ir al psicólogo.”
Estas frases entre otras son las más conocidas y escuchadas alrededor de la idea de asumir un proceso terapéutico, por lo que se hace necesario resaltar que un psicólogo/a es un profesional en salud mental, que tiene las herramientas teóricas y experienciales para abordar y acompañar los procesos de terapia, por lo tanto y frente a la ética profesional ningún psicólogo/a, terapeuta o psiquiatra tiene el por qué revelar la información adquirida en las sesiones, es información personal y delicada, si esto sucede sin el consentimiento del consultante hay una falla en la ética profesional que puede llevar a procesos legales.
Por su parte el miedo de hablar con un extraño, de ser juzgado, de ser diagnosticado, generalmente surgen del desconocimiento o de las malas experiencias terapéuticas, y no vamos a negar, que lastimosamente uno de los factores que más influyen en la idea de ir al psicólogo es haber tenido una mala experiencia pasada, todos merecemos sentirnos seguros en terapia, sí, el sentir principal dentro de cualquier proceso terapéutico es ese, SEGURIDAD. La terapia es un proceso de salud mental en el que el profesional evaluará, dará herramientas e intervendrá la situación personal que requiera dicho acompañamiento, es decir, no es un requisito tener un trastorno para ir a terapia, ni tiene que durar toda la vida, somos seres humanos, las emociones son bastantes complejas, y a veces necesitamos una voz externa que nos acompañe en el camino.
Entonces ¿cómo elegir un buen terapeuta?
A la hora de elegir un psicólogo/a las recomendaciones y el voz a voz son importantes, el que alguien que conozco haya tenido una buena experiencia terapéutica abre la puerta a establecer contacto y dar el primer paso, pero… ¿Solo debo fijarme en eso? La respuesta es clara: NO. Te daremos algunos pasos a seguir para que la decisión sea la adecuada.
Primer Paso, Acreditación: Asegúrate de que el profesional tenga título certificado, tarjeta profesional y ninguna sanción legal, puedes averiguar con su nombre, cédula o número de tarjeta profesional en el Registro Único Nacional del Talento Humano en Salud (RETHUS).
Segundo Paso, Experiencia: no es lo mismo un psicólogo/a con experiencia en niños y adolescentes, que unx con enfoque de género y diversidad, o unx que trabaje problemas de aprendizaje. Dependiendo de tus necesidades debes buscar cierta experiencia o que el psicólogo te asegure que puede abordar dicha temática.
Tercer Paso, Intervención: En la primera sesión el profesional debe explicar su forma de intervenir, proceso de evaluación, plan a seguir, duración aproximada, costos, compromisos y objetivos, la terapia jamás es un hablar por hablar.
Con estos tres pasos podemos ir con más certeza de que estamos siendo responsables con nosotrxs mismxs y que el proceso terapéutico puede iniciar por buen camino. ¡CONFÍA!
Por último, si ya estás en terapia, evaluar el progreso de la misma es muy necesario. Aquí te dejamos algunas red flags de terapia.
Aceptar que necesitamos ayuda nunca es fácil, pero es necesario. Reconocernos como seres humanos con emociones, dilemas y situaciones de vulnerabilidad solo demuestran la gran capacidad de transformación. El miedo a lo desconocido o nos paraliza, o nos obliga a avanzar. No tienes por qué poder con todo, no tienes por qué pasar por esto solo/a. Busca ayuda.
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